La tercerización o outsourcing de servicios informáticos resulta de la contratación de una empresa a otra, para realizar la gestión y ejecución diaria de una función -relacionada a las tecnologías de la información- por un período de tiempo determinado, sin crear la necesidad de formar un departamento exclusivo y especializado para alcanzar el objetivo, además de generar enormes beneficios para la compañía.
Esto puede ser una opción muy atractiva para las empresas, ya que les permite centrar sus esfuerzos en las actividades vinculadas a sus procesos centrales o core business. La provisión de servicios informáticos externalizada puede asegurar a las organizaciones el nivel de experiencia, competitividad, capacitación, simplicidad e integración de sus sistemas de información sin necesidad de desarrollar internamente áreas especializadas ni afrontar el costo del aprendizaje (Bayrak, 2013).